La angosta negrura se cernía sobre él. El grito desgarrador de un lobo no hizo más que agrandar la inquietud de su corazón. Todo estaba ya consecuentemente preparado; las velas en forma de estrella, un monje de capa negra que presidía el acto, la muchedumbre susurrante portando también capa aunque de distinto color, y una pila donde debía suceder todo.
El monje con su cutural voz de ultratumbla le habló:
- Acércate aquí a la fuente de la sabiduría máxima Fangarian hijo de Oblivion, ¿vienes aquí libre y voluntariamente?
- Si, lo hago, -- pronunció el chico
- ¿Juras lealtad a la causa y a tu Jefe Supremo aunque en el intento te alcance la muerte?
- Si, Juro
- Desde este preciso instante serás coronado como político del Partido Azul. Podrás expropiar, confiscar, malversar caudales públicos y cometer todo tipo de tropelías si tu Jefe Supremo te lo manda. Anda y sírvete de tu pueblo que espera tu advenimiento.
¡¡Jajajajajaja!! Muy bueno y real como la vida misma en este triste país nuestro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta que te gustara. Las cosas que se me ocurren a veces........
EliminarJosé Antonio: Tu relato no está muy alejado de la realidad.
ResponderEliminarPor lo general los políticos forman una mafia oscura y llena de seres sin escrúpulos, que se dedican a chupar la sangre del pueblo, hasta saciarse, aunque casi nunca se sacian.
Mala cosa la pólítica, buena tu visión de ella: Doña Ku
Mi muy querida Dora, has captado la esencia de esta locura que se me ocurrió. Enhorabuena para ti. Un abrazo y me encanta que sigas leyendo mis cosillas.
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