miércoles, 31 de octubre de 2012

Desesperación


El grupo de Adictos a la Escritura nos conmina esta vez a realizar en este mes de octubre un relato sobre Halloween. Reconozco que me ha costado Dios y ayuda conseguir terminarlo pero aquí lo tenéis, espero que os divierta y os guste.

Aquí comienza DESESPERACIÓN:

Está oscuro, mi corazón retumba sin control en el pecho como si de una caja de resonancia se tratara, pum pum pum pum. Pretendo escapar de ese habitáculo estrecho pero no puedo moverme, mis músculos se encuentran agarrotados, inertes. Intento recordar la razón de porqué estoy aquí e incomprensiblemente mi cabeza permanece en blanco.

Los minutos pasan inexorablemente, puede que incluso las horas; No se cuanto tiempo he permanecido dentro pero lo que si tengo muy claro es que no aguantaré mucho más. Desde muy chico siempre he tenido un miedo irracional a morir ahogado, a que llegue el último instante en que mi cuerpo no pueda exhalar aire y las células al no poderse alimentar con el ansiado oxígeno vayan pereciendo una a una, cientos a cientos, miles a miles; que ironía que el mayor de mis temores se esté convirtiendo en una realidad más que posible. Intento tener lúcido mi cerebro para trazar un plan de fuga, tengo que concentrarme en alzar al menos uno de mis brazos para hacer palanca en la tapa de lo que tiene toda la pinta de ser un ataúd de madera de pino, pero no consigo nada.

Como flashes sesgados e incompletos comienzan a aparecer en mi memoria recuerdos de una noche de halloween. Yo iba disfrazado de Drácula, con colmillos afilados y esa capa negra tan característica; todo eran risas y alcohol. La fiesta de origen celta en la víspera de todos los santos se ha desvirtuado a lo largo de los años. Según la tradición druida en ese día el mundo de los vivos se mezclaba con el de los muertos, confundiéndose el uno con el otro; Las calabazas iluminadas le recordaban a los espíritus burlones que en esas casas donde en el pórtico de entrada se hallaban no podían acceder para hacer sus fechorías. Ahora que está próximo mi fin no estaría mal que por una vez mi suerte cambie y pueda librarme de esta más que probable última experiencia implorando el espíritu de halloween o del mismísimo Conde de las Tinieblas.

La desesperación se apodera de mí, ¿que he hecho yo para merecer esto?. Soy aún muy joven, tengo mucho que ofrecer a la sociedad aunque no haya tenido el tiempo suficiente para demostrarlo. Una sensación nauseabunda invade mis sentidos, lo de menos ahora es preocuparme de lo mal que me sentó la cena o de las copitas de un brebaje amargo que llamaban ponche amenizadas con ácido, me muero, entro en trance y un espíritu me empuja para que no permanezca entre ellos cuando a lo lejos escucho una voz que me grita ¡Despierta, que la fiesta ha terminado!.

Con gran pesadez abro los ojos y descubro con sorpresa que todo fue un sueño, me resulta extraño pues era todo tan real, el ataúd, la sensación de agobio, la muerte acercándose a pasos agigantados.

No se como ni porqué pero en el camino de vuelta a casa comienza a gestarse en mi cabeza una teoría estrambótica de lo que verdaderamente me había ocurrido aquella noche; la fuerte ingesta de alcohol y drogas me produjo un estado de delirio que consiguió que mi corazón se parara por unos momentos. En ese instante formé parte del mundo de los muertos pero en la noche de halloween todo puede suceder incluso que un espíritu caritativo me diera una segunda oportunidad en el teatro de los sueños que es la vida y que espero, esta vez, no desperdiciar.