En este y siguientes post deseo escribir un relato corto fantástico y ficticio fruto absolutamente de la imaginación del autor, o sea de mi mismo, y no os confunda que esté escrito en primera persona pues no es más que un recurso literario. Lo que pretendo escribiendo esta historia es únicamente divertir al lector y si consigo además sacarle una carcajada me daré por satisfecho.
Aquí comienza "Mis experiencias paranormales": Mi nombre es Segismundo Chico y para contar mi historia antes debo contar lo que paranormal y extraordinariamente extraño y fascinante me ha ocurrido en mi vida.
Todo comenzó, creo que así fue ya que no tengo recuerdos entendibles y reconocibles en mi memoria antes de los tres años, cuando recién cumplidas mis cuatro primaveras y mientras me encontraba jugando con mis hermanas en el salón de mi casa un espléndido y soleado día de abril, pude observar, no sin espanto, que lo que aparecía en una parte del cristal del ventanal que daba a la terraza era sin lugar a dudas la viva imagen de Jesucristo. Aparecían dibujadas sus facciones con tanta claridad y tan reconocibles para mí con esos ojos y esa barba espesa que no había posibilidad a la equivocación, decididamente era Jesucristo que se me había aparecido, ¿el motivo?, no lo se ni nunca me fue revelado, y eso me escamó en su momento y aún ahora me sigue intrigando. Mis hermanas al señalárselo con tanta insistencia únicamente vieron en ese ventanal una mosca insensata aplastada cuando pretendía entrar en la casa y se topó sin remisión contra el cristal inmaculado. De chico no me creí que fuera esa la explicación de la mosca muerta y ahora que tengo muchos más años, exactamente 35, y como no más uso de razón, sigo sin creerme algo tan simple para definir tamaño milagro.
A partir de ahí los años se fueron sucediendo con normalidad, no volvió a aparecérseme Jesucristo ni nada por el estilo, y ya de adolescente, con catorce años más o menos, y fruto más bien de la curiosidad y del aburrimiento, unos primos y yo en unas vacaciones de verano decidimos practicar el peligroso juego del "ouija". Como no teníamos la tabla, nosotros mismos la construímos, recortamos todas las letras del abecedario, recuerdo también que los números del cero al nueve, así como las palabras si y no, para el vaso mi memoria vaga en este aspecto me dice que utilizamos un simple vaso de cristal pequeño que encontramos en la cocina, aunque este dato no lo puedo asegurar, y nos pusimos todos (éramos cinco sentados a una mesa redonda de metro y medio) a preguntarle a un vaso boca abajo con el dedo índice de todos encima quién se iba a casar antes, o quién de los presentes conseguiría terminar la carrera de medicina.
Durante un buen rato el vaso no se movía ni para adelante ni para detrás, vamos que no se movía, hasta que sin que supiera describir como fue, sucedió algo indescriptible, comenzó ese vaso a moverse, le preguntamos su nombre y nos contestó "Yolanda Jaida jaja", o "jaja" era su segundo apellido o efectivamente se estaba cachondeando de nosotros, pobres mortales. Mi primo Juanito que se encontraba a mi izquierda le preguntó entonces que porqué estaba allí a lo cual moviendo el vaso de unas letras a otras nos dijo "para mataros". Inmediatamente de recibir tal mensaje todos en la sala dimos un respingo y salimos despavoridos del lugar, no sin antes, al parecer, mi primo Pedrito antes de salir se le ocurrió que debía soplar el vaso, a lo cual así lo hizo. Todos los allí presentes que tuvimos esa experiencia tan desagradable nada dijimos desde entonces, como si nunca hubiese sucedido, todos menos quizás supongo mi primo Juanito que entre efluvios de un licor amargo me confesó años atrás que él había sido el que aquella tarde estival movía el vaso y que el nombre de Yolanda Jaida venía de una chica que le gustaba del Colegio, datos todos para convencerme de lo falso de la experiencia pero, ¿debía creerme esto aunque mi cabeza pensara otra cosa?, ¿no se supone que los borrachos siempre dicen la verdad?, ¿Me lo dijo para ocultar su miedo, aún ahora, a lo sucedido?. Si vosotros hubiéseis estado allí no tendrían duda, como yo, que la experiencia fue real y que efectivamente se nos apareció un espíritu burlon con intenciones maléficas y que con su poder hacía que el vaso se moviera a voluntad.
No fue hasta mis 17 años de vida cuando empecé a comprender que todo tenía una explicación y que el cerebro humano era lo suficientemente complejo como para, si nos lo proponíamos con todo el tesón y la fuerza, poder mover objetos, transmitir y que te transmitan a distancia pensamientos de otros, o simplemente hacer que ocurran cosas que quieres que sucedan, si todo esto lo veías escrito en un libro estaba bien, era un tema de debate entre amigos, pero que eso que lees puedas experimentarlo en primera persona es verdaderamente alucinante......(seguirá en el próximo capítulo de "Mis experiencias paranormales").
Ficticio o no, yo era escéptico en lo paranormal.
ResponderEliminarActualmente creo que existe "algo", pues viví como espectador lo siguiente.Mi querida esposa, me despertó ua noche muy alterada y me comentó, que una vecina nuestra, había aporreado nuestra puerta de madrugada, gritando "Rafael a muerto"
pasado dos o tres días, OCURRIÓ TAL COMO LO HABÍA SOÑADO. ¿.....?
Manolo, únicamente quería contar una historia ficticia para divertir, pero gracias por participar, y gran anécdota. Un abrazo.
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